Es difícil imaginar que alguien piense en cacao fino de aroma y no piense en Venezuela. Expertos, degustadores y conocedores dicen, y con mucha razón, que el cacao venezolano es el mejor del mundo. Tampoco llegarían a pensar que el cacao, genéticamente hablando, es oriundo de esta tierra caliente, bañada por las aguas del Caribe y la espesura del Amazona. Aromático, fino de calidad y con cepas propias, las semillas de cacao que se siembran en Venezuela son únicas e inigualables.
Investigaciones científicas determinaron que el cacao criollo nació, hace unos 4000 años, en el Sur del Lago de Maracaibo, en Venezuela. Mientras que, el grano forastero es autóctono de la cuenca del río Amazona.
El cacao es un árbol de flores pequeñas y discretas que contrastan con la fortaleza de sus maracas. Crece a la sombra en climas tropicales y con suelos despejados que permitan la filtración de los rayos solares. En Venezuela existen tres tipos: criollo, forastero y trinitario.