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Ocumare

OCUMARE

Hablar de Ocumare de la Costa es disfrutar de su clima de montañoso, de su exuberante paisaje de selva tropical, de su hermosa playa, de su acervo cultural- religioso, donde la música de fiesta y los cánticos delatan la semblanza de sus habitantes y brinda una suerte de gusto a su prodigioso cacao.

Encajado en la falda del Parque Nacional Henry Pittier, en el estado Aragua, en la zona centro norte costera venezolana, Ocumare de la Costa es desde antaño unos de los pueblos cacaoteros más famosos de Venezuela y del mundo. Pueblo donde las bondades de la naturaleza, la gracia y el temple de sus pobladores permiten que nazca el mejor cacao.

Recorrer los caminos de Ocumare de la Costa es impregnarse en un solo destino, de exquisitos aromas y sabores al son de los tambores, del candente movimiento de los bailadores, de los deslumbrantes colores de las máscaras y de los trajes de los danzantes.

Curiosear en los pequeños y discretos solares de Ocumare de la Costa, que guardan con timidez las pequeñas plantaciones de cacao, es ir descubriendo a cada paso, la pasión del ocumareño junto a sus ancestros y con su destino de pueblo.

Junio: San Juan Bautista, tambor y plegaria, danza y colores, parranda y arena, sudor y caderas, tabaco y humo, humo y dioses. África y orgullo como única arma posible para conquistar en una sola oración a las montañas y playas de Aragua; que no hay mejor cacao que el ocumareño. Europa, a lo largo y ancho de todos sus puertos, tuvo el privilegio siglos atrás de descubrir y degustar este manjar tan divino como exótico.

El cacao de Ocumare es considerado el mejor del mundo. Criollo y trinitario, posee fuerte aroma frutal, a nueces y malta.

Ocumare de la Costa cuenta con una metodología de beneficio única en el país. La receta del cacao de Ocumare conserva en cada etapa toda su tradición colonial, desde el local hasta la selección de granos, pasando por el secado a cielo abierto y la supervisión que hacen posible la verdadera magia del cacao.

En una antigua casa, a las afueras de Ocumare, en cajones de madera cubiertos con hojas de su planta por un lapso máximo de 7 días, se fermenta la semilla. Tiempo en que el grano expone todos los sabores y aromas. Durante todo este tiempo, el campesino remueve las semillas cada 24 horas, para así permitir que cada cacao obtenga oxígeno.

El secado es el secreto del cacao de Ocumare. Las mujeres llevan las semillas fermentadas a grandes solares, que datan de la colonia, para que reciban por 3 horas al día las suaves y ardientes caricias del sol caribeño. Así, sellan todo su sabor. Conservando su tradición, Ocumare de la Costa de Oro produce el más exquisito y natural cacao directo al paladar del consumidor.